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La ciudad del sudoeste bonaerense argentino, productivamente asociada al agro, el puerto y un polo petroquímico, desde 2018 se ha transformado en un ecosistema eólico que en días ventosos —¡muchos!— realiza un aporte de escala a la matriz energética nacional.
Un hábito de alguien que trabaja en la industria eólica en Bahía Blanca: un día ventoso como cualquier otro, entrar a la web de CAMMESA, la administradora del mercado eléctrico argentino, ver en tiempo real cuánto de eólico hay en el cubrimiento de demanda nacional y preguntarse: ¿cuánto será viento bahiense?
Desde lo productivo Bahía Blanca siempre se ha asociado al agro, al puerto y un polo petroquímico, pero desde 2018, cuando comenzó a operar el primer parque eólico, la ciudad y la región sumaron a unos 10 parques más y unos 1000 MW de potencia instalada de energía renovable.
¿Cómo se ve esto en números? Con aerogeneradores de 3, 4 y 5 y hasta 6 MW de capacidad en cercanías a todos los accesos a la ciudad que aprovechan vientos de más de 8 metros por segundo a altura de torre —100 metros— y que brindan un factor de capacidad medio (productividad) de 48%. Vientos de primera clase mundial.
Tecnólogos y empresas nacionales y locales que brindan servicios integrales para la industria, como GSEólicos, hoy forman un ecosistema que ha sorteado dificultades de una economía con tropiezos y marcos cambiantes y que si bien no representan una fuerza laboral de magnitud para la comunidad —porque la propia industria eólica, más allá de la etapa de construcción, no lo demanda— representa una presencia territorial visible e incluso, por qué no, una forma de identidad
La puerta de una entidad pública bahiense, un viernes de octubre 2025.
Bahía Blanca, históricamente asociada al puerto y a un polo petroquímico, ha sumado a la industria eólica de manera categórica en menos de 10 años.
Para los bahienses y quienes viven en el sudoeste bonaerense constituye una normalidad tener días de vientos regulares y moderados a fuertes, pero para las empresas de energía que han entrado en la industria de las renovables representa una apuesta de inversión.
Tecnólogas líderes del sector operan en la zona de Bahía Blanca y hasta hay un centro de almacenamiento en el parque industrial local que brinda servicio a los parques eólicos de la zona y de la Patagonia.
La ciudad cuenta con infraestructura eléctrica (hoy enfrentando cuello de botella de transporte igual que el resto territorio nacional) y suelo disponible en convivencia con producción agropecuaria, junto con un puerto estratégico y de aguas profundas, apropiado para descarga y transporte de equipamiento importado.
Los bahienses ya han visto decenas de complejos dispositivos de transporte de palas y torres en carretones gigantescos desde el puerto a sus campos de destino.
Por último y destacado, el recurso humano. Dos universidades nacionales y una provincial, con carreras terciarias y universitarias aptas para brindar trabajadores a la industria, junto a centros de capacitación como GSEólicos, que operan con el aval Global Wind Organisation (GWO), la organización fundada por los principales fabricantes de turbinas eólicas del mundo para establecer estándares industriales seguros.
Hace algunas semanas hubo una seguidilla de cinco días de vientos fuertes y regulares del sector norte en la ciudad y ese viernes al mediodía CAMMESA exhibía en tiempo real que el 30 por ciento de la demanda eléctrica nacional era cubierta con energía renovable, sobre todo eólica. Bahía Blanca levantaba la mano.
Un meme que a veces circula en redes, esta vez con aero-agregados.
En el ámbito académico se analiza la configuración territorial de la producción de energía eólica a escala en Argentina y en estudios aparece Bahía Blanca con información compilada acerca de velocidades de viento y factores de capacidad y superficie, potencia y generación. ¿Para más datos?
Fuente:
Furlan, A. (2024). La configuración territorial de la generación eólica de alta potencia en Argentina. Geográfica Digital, 21(42), 157–179. https://doi.org/10.30972/geo.21427637
Fuente: Elaboración en base a Global Wind Atlas (2024) y CAMMESA (2020b).
Fuente: Elaboración en base a CAMMESA (2020b). *Se excluyen del cálculo los parques eólicos indisponibles.
